Hace unos 8 años abrí una libreta de cuero color turquesa que me había comprado recientemente para hacer “algo”. La olí y vi sus páginas blancas y de puntitos, suaves y hermosas, totalmente en blanco. Un blanco de pánico que esperaba silencioso, sin números, sin ayuda, sin renglones ni cuadrículas. A la espera a ser llenado con mi vida.
Por aquél entonces se me había dado por ver videos y tutoriales en youtube de algo que se llamaba “bullet journal” que hacían sobre todo norteamericanas e inglesas. Era un sistema de organización que combinaba un poco de todo: tareas, trackers, memorias, pequeños recuerdos, fotos, dibujos, lettering y hasta algo de scrapbooking. Todos conceptos que yo de alguna manera ya conocía e incluso hacía (desde chica soy loca de las agendas decoradas y tenía mi diario íntimo desde los 12) pero que no tenían un nombre en mi mente.
Así me fui adentrando un mundo tan delicioso como desconocido, el mundo de la escritura con un propósito específico: documentar mi vida como manera de liberar mis emociones de una manera más didáctica y gráfica, ser más consciente de mi día a día y de mis hábitos y en el proceso, dejar un legado para mi descendencia o para generaciones futuros.
Cuando Ana Frank con 13 años de edad escribió sus memorias encerrada en un cuartucho, no imaginaba que se convertiría en un best seller. Tal vez solo lo hacía como terapia ante un encierro capaz de quitar la cordura. En el fondo siempre me queda la duda si tenía la esperanza que alguien lo encontraría y la leyera, ante una muy inminente muerte.
El journaling hoy es parte de mi vida y hoy forma parte de un emprendimiento que lleva mi nombre.
Cuando comencé a hacerlo nadie hablaba en Uruguay de journaling, ni de bullet journal, ni de escritura consciente. Casi nadie hablaba del memory keeping.
Pero últimamente cobró fuerza. El journaling se puso de moda. ¿Se puso de moda?
Tal vez sí y como todo lo nuevo (aunque de nuevo no tiene nada) a veces trae lugar a confusiones.
El journaling es una unión de múltiples disciplinas . No es para aprender a escribir, es para vomitar (en el mejor sentido) nuestras emociones y por eso no hay recetas. Y por eso es un término confuso porque se puede llevar de diferentes formas, todas válidas y atrapantes.
No es escribir bien, ni lindo. No tiene por qué ser diario (salvo que así lo quieras).
Pero…. ¿Por qué escribimos?
Por qué hacer diarios, collages, scrapbooking, documentar con pequeños fotos, fechas y textos nuestra vida?
No hablo de escribir un libro de estudio o una novela de espías, hablo de ¿por qué ir relatando nuestra vida a medida que pasa?
Escribir, dibujar, pintar, sellar, rasgar papel, bordar, trabajar con nuestras manos no solo activa nuestra creatividad y mantiene viva nuestra parte más lúdica, sino que hemos comprobado que es una gran terapia. Arte terapia. Un escape a nuestras emociones, llantos, angustias, stress y también alegrías.
¿Sabías que escribir a mano algunas líneas al día mejora la concentración, te conecta con lo importante y es un gran vehículo para tus emociones?
Las encuestas y la mera observación nos muestran que hemos dejado de escribir a mano (notas de celular o mails no cuentan como escritura). Y aunque no lo parezca, es grave, porque escribir a mano es el conductor orgánico entre tus pensamientos y la escritura en sí misma donde se ordenan tus metas y emociones, entre otras cosas.
Mucha gente se perdió acá. Se olvidó de escribir. Nos hemos olvidado de escribir, de escuchar atentamente, de leer con atención, de hablar mirando a los ojos y no por audio de whatsapp y estamos pagando las consecuencias de esta “pasada de rosca” generalizada.
Prueba a volver a escribir líneas diarias: journals, diarios, agendas, planners, papeles sueltos, diarios de consciencia, diarios de 5 minutos. Journals en los que solo completas 2 o 3 páginas al mes con lo que te pasó, colocas alguna foto especial con un pequeño relato del momento, su fecha y tus sentimientos hacia esa imagen.
Elige el formato que quieras. Pero no te olvides de escribir.
Una gran parte de lo que hacemos es para dejar huella en los demás, para dejar memorias para nuestra descendencia, para inmortalizarnos en el papel, y sí, es un poco ególatra, por qué no.
Para quienes estamos inmersas en el mundo del scrap y contamos con más materiales la cosa se pone linda porque podemos volcar más materiales: papeles de diseño, sellos, embossing, stickers, transferibles, pinturas, tintas y una fila infinita de opciones.
¿Es necesario tener muchos materiales para hacer journaling y documentación? La respuesta es NO. Pero con honestidad, si tienes algunos materiales y creatividad vas con ventaja y obtendrás resultados probablemente aún más bonitos.
Mi consejo es empezar de a poco con pocas ambiciones y mucho menos ansiedad, pocos materiales y expectativas moderadas. La vida no es Pinterest ni Instagram y vas a necesitar una cuota enorme de “no debo compararme con lo que veo que hacen otros en las redes”.
No te olvides que esto sale de tu mente y tus manos y que por lo tanto es absolutamente único e irrepetible.